- Vale. Puedo asumirlo. Lo veía venir de todas formas.
- Pero...
- No, no digas nada. Está claro lo que sientes, está claro que es a él a quien quieres. Pero ojalá tuviera la certeza de que esa serpiente puede hacerte feliz; me quedaría más tranquilo.
- Pero...
- Sigo sin entender cómo eres capaz de perdonarle tantas cosas, pero si puedes hacerlo, eso sólo puede ser amor, de forma que no me queda más remedio que...
- ¡Pero es que no lo entiendes! Te quiero a ti también. Con locura. No quiero que pienses ni por un segundo que no siento nada especial por ti porque...
No hay comentarios:
Publicar un comentario