túdedesayuno.

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domingo, 31 de agosto de 2008

¿conformarse con el carboncillo?


Al final siempre somos los mismos los que renunciamos a esa caja nueva de colores por el cariño que le tenemos a los lápices de toda la vida. El problema a veces es que a esos lápices no les gusta que les caquen punta o que los utilicen demasiado y en ocasiones tienes que llegar a renunciar a pintar tu vida...¿conformarse con el carboncillo? Ahora mismo no quiero una caja de pinturas nueva, pero mis lápices se resisten incluso a salir de su caja y yo... pues debería respetarlo, ¿no? ¿qué remedio? Lo dicho, a tomar por culo los lápices, se pintar sin ayuda, y sí, me saldré, pero da igual.

Reflejos.


Porque aunque haya veces en las que ese "todo" no nos parece suficiente, merece la pena seguir buscando. Que la bolsa de los caramelos no tiene porqué acabar sin previo aviso, al fin y al cabo, un caramelo, es un caramelo, a no ser que lo tratemos como a "el caramelo". Y de vez en cuando nos merecemos un café bajo una manta las tardes de lluvia y, acompañados o no de caramelos, en ese momento se detiene el mundo, con cada sorvo de café ganamos un sorvo más de vida y así, sorvo a sorvo, avanzamos en busca de "ese" caramelo, en busca de ese sorvo que nos haga llegar a ser lo que siempre solamos, y cada caramelo que nos encontramos en ese camino, hace que ese "todo" no sea sólo el reflejo de un sueño.

Ya no hay lágrimas que valgan.


¡Si soy lo que siento, siento que no estás!

sábado, 30 de agosto de 2008

Mujer: nubosidad variable.


En el escote de aquella diplomática estaba la carta credencial del nombramiento de su esposo.

En la noche helada cicatrizan todos los charcos.


Desde la noche que sobre mi se cierne, negra como su insondable abismo, doy las gracias a los dioses, si existen, por mi alma inconquistable. Caído en las garras de la circunstancia, nadie me vio llorar ni pestañear, bajo los golpes del destino, mi cabeza ensangrentada sigue erguida. Más allá de este lugar de lágrimas e ira, yacen los horrores de la sombra, pero la amenaza de los años me encuentra, y me encontrará, sin miedo. No importa cuan estrecho sea el camino, cuan cargada de castigo la sentencia, soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma.

Te amo.


Recuerda esta noche porque es el principio de siempre, una promesa, como una recompensa por persistir a través de la vida tanto tiempo solos... en la creencia en el otro y en la posibilidad del amor. La decisión de ignorar se alza sobre el dolor del pasado. Una alianza que de una sola vez une dos almas y rompe los lazos anteriores. La celebración de la oportunidad asumida y del reto futuro porque dos siempre serán más fuertes que uno, como un equipo unido ante las tempestades del mundo... y el amor siempre será la fuerza que guíe nuestras vidas, porque esta noche es una mera formalidad, solo un anuncio al mundo de sentimientos largamente acariciados, promesas realizadas hace tiempo en el sagrado espacio de nuestros corazones.

¡Qué bien me siento!


Detrás de aquel telón, cortabas la respiración, benditos los mapas que hallaron tu dirección.

jueves, 7 de agosto de 2008

Desafiaré a la gravedad si...


...me dejas quemarte las bragas, metafóricamente hablando, claro está.

Como soy.


Desde lejos veo lo que ves, un momento para entender. Tengo miedo de estar al revés, las paredes cubren lo que cae sobre mis pies. Quiero ver las cosas como son, eres quien eres, mala si quieres, quiero que me quieran como soy.

Todo...y nada.


¿Quién hará mi trabajo debajo de tu falda?. La boca que era mía ¿de qué boca será? El roto de tu ombligo ya no me da la espalda, cuando pierdo contigo lo que gano al billar. Aunque nunca me cayo, guardo un par de secretos. Lo digo de hombre a hombre, de mujer a mujer. Ni me caso con nadie, ni guardo pa' mis nietos; por no tener, no tengo ni edad de merecer.

Promesas que no valen nada...


Prometo no mandar más cartas y no pasar por aquí.
Prometo no llamarte más y ni inventar ni mentir.
Prometo no seguir viviendo así, prometo no pensar en tí.
Prometo dedicarme solamente a mí.
Prometo que a partir de ahora lucharé por cambiar.
Prometo que no me verás, que no voy a molestar.


Y el aire que me sobre alrededor
Y el tiempo que se quede en nada
Nunca más escucharé tu voz
Energía nunca liberada
Promesas que se perderán en estas cuatro paredes
Como lágrimas en la lluvia se irán.


Siempre que no tengo sueño y no puedo descansar
invento más de mil palabras y busco una verdad
Intento que suenen de forma genial
intento que no digan nada
Nada es siempre toda la verdad
nada significa nada


Rompo las promesas que me hice a mí
prometo pensar en tí ahora prometo sólo pensar en tí


Promesas que no valen nada...

No, ya no tengo edad para volar y ahora no siento nada.


Algunas tardes jugaba en el patio a que podía volar.
Tú hacías la cena en la cocina de carbón.
Tanta carne y yo tan tímido, y en mi boca la cena recordaba tu sabor

Millones de gracias.


No sé si pensar, si eres el ángel que cuida mi camino. No sé si pensar si merezco todo este cariño. ¿Qué has visto en mí que me regalas tu verdad y tu cielo? Que en esta vida ya no quiero otros besos y cada dia tú me das tu total.

Te quiero pensar, quiero sentirte siempre muy cerca mío y quiero pensar que eres la suerte que me arropa del frío.

Y pienso que si no existes yo me muero, que en mi cabeza había un sueño y que se ha hecho realidad. Y quiero contarle al mundo entero que tu vida es lo que quiero, y que tú eres mi mitad.

Me quiero morir si veo tristeza en tu sonrisa de niña. Dependo de ti, si estás mal puede que nunca sonría.

Como todo ser humano...

...necesito ciertas cosas, que me faltan a menudo.

No, no pienso pedir nada.
Supongo que soy de las que piensan que las cosas se hacen, se dicen, o se dan porque se quieren hacer, decir o dar. Así que sigo pensando que no voy a pedir nada, a nadie.
Supongo que nos damos cuenta de quién se desvive por vernos felices, quién se alegra, y a quién se la suda bastante.
Supongo que el hecho de que muchas veces nos ataquen necesidades es del todo normal, al igual que supongo que recordar de vez en cuando ciertas cosas sin anclarnos en un pasado no tiene porqué ser malo.
Supongo que a veces supongo demasiadas cosas y entonces es cuando vienen las decepciones.
También supongo que no se me va a echar tanto de menos estos días y que nos van a venir bien a todos, por lo menos a mí.
Supongo que sólo son sueños, y necesitamos soñar con suposiciones que algún día dejar de ser "supongos" para ser certazas.
Yo mientras, seguiré suponiendo y llevándome chascos, que una se va acostumbrando y ya no duelen.

Son sueños.


Creo que volvemos a estar tú y yo solos, me gusta escribir para ti, a veces tengo la sensaciónd de que entiendes a la perfección el ruido incesante de mi teclado al describirte el cúmulo de sensaciones que se adueñan de mí a cada instante.

Quise volver a ser el perro verde.


-¿Por qué lo haces?
Él sonrió.
-Normalmente no hacemos las cosas por una sola razón -fue su única respuesta.

Tokio ya no nos quiere.


Las calles de Tokio eran una orgía de luces y sonidos, una explosión de colorido, de contrastes, de sensaciones...

lunes, 4 de agosto de 2008

Ana La Friolera.


Vivían en Norteña, una ciudad costera donde la mar era gris y la lluvia eterna. Ella pasaba frío apenas la noche llegaba. Con una manta a cuadros él la arropaba. Prometieron quererse mientras el frío existiera.
Él la llamaba Ana La Friolera.

Tuvieron una riña y él la dejó marchar, supo que no volvería, no vuelve la ola al mar. Ella pudo llevarse todo lo que tenía pero dejó olvidado el frío que sentía, ahora, bajo la manta a cuadros, él trata de coger el sueño. Desde que ella se marchó allí siempre es invierno y la buscó sin descanso desde San Pedro a Las Mestas. Teme morir congelado una noche de éstas.
La gente me llama insensato, yo aún doy mi vida entera por sólo una noche con la chica friolera.

Ana La Friolera, Ana La Friolera, Ana La Friolera, Ana La Friolera...

No deberías.


-Hay más -susurró; tragó saliva-. Tu presencia... tu contacto... me vuelve loca -confesó-. Si vuelves a acariciarme como lo has hecho antes, perderé el control -añadió, enrojeciendo todavía más.
-Lo sé -respondió él, sonriendo enigmáticamente-. Cuento con ello. Pero yo sí que puedo mantener el control, y ya te he dicho que respetaré tus límites. Llegaré sólo hasta donde tú quieras llegar. ¿te fías de mí?
Ella lo miró largamente.
-¿Puedo fiarme de ti?
-No deberías -replicó él, muy serio-. Pero puedes.

domingo, 3 de agosto de 2008

Sueños que se repiten.


"No, no la estoy enviando a la muerte. Te juro que mataré y moriré para protegerla, y si ella ha de morir, yo moriré con ella."

Mientras siga ahí.


¿Lo ves? -susurro-. Una vez te dije que no me perteneces. Puedes hacer con tu vida y con tus sentmientos lo que te plazca, y jamás te exigiré que te ates a mí. Pero en el fondo de tu alma, hay algo que sí es enteramente mío. Y regresaré a buscarlo...mientras siga ahí. Y no me importa cuántos haya a tu lado, no me importa cuántas veces trates de negarlo, o de alejarme de ti. El día que dejes de amarme desapareceré de tu vida, pero mientras siga viendo ese sentimiento en tus ojos cuando me miras volveré a buscar aquello que es mío y que me pertenece solamente a mí.

Una parte de ti me pertenece.


-Si sobrevivimos a esto -dijo él, devolviéndola a la realidad-, si sobrevivimos al odio, y a Ashran, y a los sheks...
-¿Qué? -susurró ella.
-No me importará que permanezcas junto a Jack. Que vivas con él, si es lo que deseas. Pero -añadió, con una sonrisa- mientras siga viendo en el fondo de tus ojos que sientes algo por mí... acudiré a verte de cuando en cuando. A veces buscaré el calor de tu cuerpo, la suavidad de tu piel... otras veces necesitaré solamente hablar, o mirarte a los ojos, o simplemente lo que tú quieras darme. No necesito más. Pero tampoco voy a conformarme con menos.

Eres luz.


Lo que sientes por mí es tan tuyo como tu mirada, como tu risa, como tu voz. No puedes deshacerte de ello, como quien se despoja de una vieja capa. Y no sigas intentándolo, porque sólo nos causará dolor a los dos.

sábado, 2 de agosto de 2008

Susurros.


- No puedo -le dijo al oído con voz ronca-. No la quiero a ella, ¿entiendes? Es a ti a quien quiero. Sólo a ti.

Ella jadeó, emocionada, sintiendo cómo el amor que sentía por él estallaba en su interior inundando todo su ser. Quiso pronunciar su nombre pero no le salieron las palabras.

Él la besó de nuevo, con urgencia, con pasión. Ella cerró los ojos y se dejó llevar, comprendiendo que aquella noche y en aquel momento sería capaz de rendirse a él. de modo que dejó que la besara, que bebiera de ella; se estremeció cuando el chico la tumbó sobre las mantas y se echó sobre ella, pero no lo alejó de sí.

Sin embargo, él se limitó a apoyar la cabeza en su pecho y a rodearle la cintura con los brazos, temblando. Y se quedó así, en esa posición.

-Te quiero -susurró.

I don´t know how.


-Eres mi primera chica -le dijo, sonriendo-. Quiero hacer las cosas bien.

Ella sonrió y se acercó de nuevo a él para apoyar la cabeza en su hombro. Él la rodeó con el brazo, y los dos contemplaron durantes unos momentos el hermoso cielo.

Emoción.


- Me dijiste que no volverías a marcharte. Que estarías siempre conmigo, ¿recuerdas? No podía perderte otra vez.

Él la miró, confuso, emocionado. Aquello no podía ser real.

- Pero...voy muy lejos...
- Al confín del mundo -lo cortó ella-. Sí, lo sé, pero me da igual: quiero ir contigo. Más allá del confín del mundo, si es necesario. Ya no quiero volver a separarme de ti nunca más.

Él la abrazó, con todas sus fuerzas.

- Tampoco yo -reconoció-, pero ¿qué iba a hacer, sino?
-Confiar en mí -susurró ella-. Creer que soy una digna compañera de camino, que soy sincera cuando te digo que te quiero, que de verdad quería pasar la noche contigo.

Un simple adiós.


- Lo siento, soy yo quien te está matando.
- Pero vale la pena -susurró él-. Te juro que aunque salve mi parte de shek, haré lo posible por no perder esto, por no olvidarte. Guarda mi anillo. Mientras lo lleves puesto estaré cerca de ti. Y volveré a buscarte, no lo dudes ni un solo momento. No creas que voy a dejar las cosas así.

I don't know why.


- Por lo que más quieras, regresa sano y salvo -le pidió ella.
- Por ti, criatura, regresaré sano y salvo -le prometió él.

- Dijiste que no intentarías retenerme.

- Y no voy a hacerlo.


- ¿Por qué me dices esto? ¿Por qué lo haces más difícil?
- Porque tienes derecho a elegir -respondió solamente.
- Elegir... -repitió con suavidad-. Entonces, ¿es eso lo que me estás pidiendo?
- No, no me has entendido. Sé lo que hay entre tú y yo, y no pienso renunciar a ello. Pero también sé lo que sientes por él. Así que no puedo pedirte que elijas entre los dos. Sólo te pido que decidas a quién acompañarás en esta ocasión..., hasta que volvamos a encontrarnos. Porque es obvio que no puedes acompañarnos a los dos; vamos en direcciones opuestas. También puedes quedate aquí, pero no me hago ilusiones al respecto. Sé que preferirás ir con él, o conmigo, antes que quedarte a salvo.

Incluso así sería más sencillo.


Nunca te he sido fiel. Mi idea del amor no tiene nada que ver con el compromiso, con las ataduras, con la fidelidad. Ha habido otras mujeres, ¿entiendes? Sin rostro, sin nombre. Para mí se trataba solamente de satisfacer una serie de necesidades físicas.

Nunca te he sido fiel, ni lo seré en el futuro. Pero te soy leal. ¿Entiendes la diferencia? Lucharé por ti, a tu lado, por defender tu vida. Aunque esté lejos, pensaré en ti. Mataré y moriré por ti si es necesario. ¿Me explico?

No te dejes engañar por nada de lo que veas, por nada de lo que oigas, ¿me oyes? Mientras siga siendo yo, mientras lleves mi anillo, seguiré siendo tuyo, por muy lejos que esté, por muchos besos que dé. ¿Me comprendes?

Me ha pedido un beso.


Un beso es sólo un beso, ¿entiendes? Sólo tiene la importancia que tú quieras darle. Puede no significar nada... o puede significarlo todo.

Lo siento, lo siento muchísimo. No te comprendo, no puedo entenderte...

...pero quiero hacerlo, de verdad. No quiero perderte.

No importa que haya o no un destino. todos los días tomamos decisiones sobre cosas que nos parecen banales... y que pueden cambiar nuestra vida para siempre.

Antes de que pudiera darse cuenta se estaban besando.


- Vale. Puedo asumirlo. Lo veía venir de todas formas.
- Pero...
- No, no digas nada. Está claro lo que sientes, está claro que es a él a quien quieres. Pero ojalá tuviera la certeza de que esa serpiente puede hacerte feliz; me quedaría más tranquilo.
- Pero...
- Sigo sin entender cómo eres capaz de perdonarle tantas cosas, pero si puedes hacerlo, eso sólo puede ser amor, de forma que no me queda más remedio que...
- ¡Pero es que no lo entiendes! Te quiero a ti también. Con locura. No quiero que pienses ni por un segundo que no siento nada especial por ti porque...

Se dejó caer junto a él.


Él se quedó mirándola, un poco sorprendido por la rabia que reflejaba su rostro. Intentó pasarle un brazo por los hombros, pero ella se apartó de él, volviendo la cabeza bruscamente y encogiéndose sobre sí misma. Se dio cuenta de que había estado llorando. Era evidente que había tratado de disimularlo, secándose los ojos y lavándose bien la cara con agua del río. Pero a él no podía engañarlo. Con un suspiro, la abrazó, venciendo la débil reistencia de ella.

-¿Qué te ha hecho esta vez? -le preguntó en voz baja.

Reprimir.


- No intentes controlarme -le adviritó con cierta dureza-. No pretendas ser la dueña de mi vida. No me digas qué es lo que he de hacer. Nunca.

Ella se esforzó por reprimir las lágrimas.

viernes, 1 de agosto de 2008

Yo seguiré mirando al cielo...


- Él mismo afirmó que si está con nosotros, es por ella. Sólo por ella.
- Quizá sea ésa la razón -murmuró Jack-. No puedo entender por qué hace todo lo que hace, no puedo ponerme en su lugar. Pero sí puedo comprender que sienta algo por ella.

Gracias...


- ¿Estás con nosotros, muchacho?
- Estoy con ella -respondió el joven, señalándola con un gesto-. Si eso implica estar con vosotros, entonces, sí, lo estoy.

Estoy dispuesta a correr el riesgo.


- No vuelvas a hacerme esto -le susurró, irritado.
- ¿El qué? -se rebeló ella-. No me digas que estás celoso; ya sabes que...
- Si lo estuviera no te lo diría ni actuaría en consecuencia -cortó él, un poco dolido-. Ya te dije una vez que jamás intentaré controlar tus sentimientos. No, me refiero a lo de desaparecer de repente y quedarte a solas con él. ¿Y si se vuelve loco, como la última vez? ¿Tienes la menos idea de lo que supone para mí despertarme y no verte por ninguna parte?

Y punto.


A la mierda.