¿error o acierto?
túdedesayuno.
miércoles, 30 de diciembre de 2009
ella huía de espejismos y horas de más.
- tengo la sensación de que te callas muchas cosas.
- y es cierto. que yo piense algo no significa que tenga que contarlo.
lunes, 21 de diciembre de 2009
domingo, 20 de diciembre de 2009
"tan tonta que me vuelves loco...
"pero.. te quiero mucho, ¿vale? y... me da miedo que te vayas y.... no pienso separarme de ti en el rato que pueda tenerte antes de que te vayas."
no. bueno, no sé.
"Ana, tú podrías ser motivo suficiente como para pasar una noche que mereciese la pena, aunque no pasase nada. pero, entiendo que tus noches no me incluyen sólo a mí."
que aquí jamás será invierno.
nubes, viento, miedo, lluvia, noches grises, ni una luna, otro invierno de oscuridad.
tú me besas, tú me curas; tu calor y tu ternura no lo dejan entrar.
sábado, 19 de diciembre de 2009
viernes, 18 de diciembre de 2009
- Es sólo carne, no entiendo el porqué de esta obsesión.
- No es sólo carne, es tú carne y no puedo pasar un sólo día más sin probarla. Sé que no lo entiendes, que tú tienes miles de carnes diferentes para probar cada día si quieres pero, no sé qué me pasa contigo, que haces que pierda las ganas de las demás carnes o.. puedo probarlas, pero no me satisfacen como sé que lo hace la tuya.
- Deseo, creo que se llama.
- No, no es sólo deseo, después de devorarte quiero hablar contigo durante horas, conversaciones insustanciales a las que les pones sustancia, ¿sabes a lo que me refiero?
- Creo que no...
suciedad.
No había un desorden que abiera puertas al rescate, había solamente suciedad y miseria, vasos con restos de cerveza, medias en un rincón y una cama que olía a sexo, una mujer qye me pasaba su mano fina y transparente por los muslos, retardando la caricia que marrancaría por un rato a esa vigilancia en pleno vacío. Demsiado tarde, siempre, porque aunque hiciéramos tantas veces el amor, la felicida tenía que se otra cosa, algo quizá más triste que esta paz y este placer, un aire como un unicornio o isla, una caída interminable en la inmovilidad. La Maga no sabía que mis besos eran como ojos que empezaban a abrirse más allá de ella.
No estábamos enamorados, hacíamos el amor con un virtuosismo desapegado y crítico, pero después caíamos en silencios terribles y la espuma de los vasos de cerveza se iba poniendo como estopa, se entibiaba y contraía mientras nos mirábamos y sentíamos que eso era el tiempo. La Maga acababa por levantarse y daba inútiles vueltas por la pieza. Más de una vez la ví admirar su cuerpo en el espejo, tomarse sus senos con las manos como las estatuillas sirias y pasarse los ojos por la piel en una lenta caricia. Nunca pude resistir al deseo de llamarla a mi lado, sentirla caer poro a poco sobre mí, desdoblarse otra vez después de haber estado por un momento tan sola y tan enamroada frente a la eternidad de su cuerpo.
Desde la infancia, apenas se ma cae algo al suelo tengo que levantarlo, sea lo que sea, porque si no lo hago va a ocurrir una desgracia, no a mí, sino a alguien a quien amo y cuyo nombre empieza por la inicial del objeto caído.
Lo peor es que nada puede contenerme cuando algo se me cae al suelo, ni tampoco vale que lo levante otro porque el maleficio obraria igual. He pasado muchas veces por loco a causa de esto y, la verdad, es que estoy loco.
la Maga.
No me parece que la luciérnaga extraiga mayor suficiencia del hecho incontrovertible de que es una de las maravillas más fenomenales de este circo, y sin embargo, basta suponerle una conciencia para comprender que cada vez que se le encandila la barriguita, el bicho de la luz debe sentir como una cosquilla de privilegio. De la misma manera a la Maga le encantaban los líos inverosímiles en que andaba metida siempre por causa del fracaso de las leyes de su vida. Era de las que rompen los puentes con sólo cruzarlos, o se acuerdan llorando a gritos de haber visto en una vitrina el décimo de lotería que acaba de ganar cinco millones.
hoy daría lo que fuera.
Ahora la Maga no estaba en mi camino, y aunque conocíamos nuestros domicilios, cada hueco de nuestras dos habitaciones de falsos estudiantes en París, cada tarjeta postal abriendo una ventanita Braque o Ghirlandaio o Max Ernst contra las molduras baratas y los papeles chillones, aún así, no nos buscaríamos en nuestras casas. Preferíamos encontrarnos en el puente, en la terraza de un café, en un cine-club o agachados junto a un gato en cualquier patio del barrio latino. Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.
miércoles, 16 de diciembre de 2009
estoy falta de moñadas, claramente.
"Esta noche yo he cometido muchos errores; a veces por culpa de otros, a veces por mi culpa. No puedo seguir así. No estoy bien. Cuando me he caído al suelo esta noche, me he asustado mucho, he sentido terror, entonces te he visto y me he prometido a mí mismo que si podía levantarme iria a verte para decirte cuánto te necesito y cuánto te deseo y que el resto... no importa."
el problema...
el problema viene cuando tengo que pensar cómo he de actuar. eso conlleva que no estoy cómoda, que siento que no estoy haciendo lo correcto o... que la tentación me está tentando de más.
yo que sé.
imántame!
a mí sólo me apetece que alguien me lama, me abrace, me bese y me folle con tantas ganas que logre imantarme. quiero ser la niña imantada de verdad. ay, madre...!
lunes, 14 de diciembre de 2009
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