ya no puedo darte el corazón, iré donde quieran mis botas y si quieres que te diga qué hay que hacer te diré que apuestes por mi derrota. quítate la ropa, así está bien. no dejes nada por hacer. si has venido a comprarme, lárgate; si vas a venir conmigo, agárrate. largémonos, chica, hacia el mar. no hay amanecer en esta ciudad y no sé si nací para correr pero quizás sí que nací para apostar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario