túdedesayuno.

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lunes, 24 de marzo de 2008

Haría lo que fuera, daría algo más.



Octubre de 1991. Ella camina por las calles de Londres con su maleta roja de visón, unos meses antes había nacido algo nuevo en ella, una extraña sensación que hacía que se sintiera...viva. Se sentó en un banco mientras se tomaba el café de cada tarde; aquel parque siempre le había maravillado; en la esquina del estanque siempre había una mujer muy peculiar, su sonrisa inspiraba confianza y sus ojos incitaban al suicidio, los niños se acercaban a ella y los hombres huían. Los niños corrían por el parque, y en la zona de columpios, entre el bullicio, estaba ella, sonriente, feliz de ver como disfrutaban, y pidiendo a gritos un poco de caso. Se refugiaba en las cosas pequeñas, es algo que siempre me encantó de ella... y nunca supe llegar a plasmar con palabras, por ello, ni lo intentaré. En la entrada del parque estaban los malabaristas, había un payaso con una gran nariz roja, podía pasar horas animando a la gente y nunca se cansaba, siempre envidié esa facilidad de reír. Junto al payaso de la nariz roja estaba una chica con una gran sonrisa, que mientras inflaba globos cantaba canciones y las bailaba, no recuerdo haberla visto un solo instante sin aquella sonrisa. En la puerta de atrás estaba “los chicos de las sombras” siempre escondidos tras la sábana, mostrándose "ocultos" y animando las caras tristes sin saber como lo hacían, siempre fueron un poco brutos y salvajes, pero ella les amaba. En la zona de las amapolas estaba él, pintaba todo cuanto veía, recuerdo que los detalles de sus cuadros eran lo que más le llamaba la atención. La gente se paraba a observar y sólo veía un parque a grandes rasgos, pero él sabía dibujar la sonrisa en los árboles y trasmitir esa sensación de tranquilidad que hacía que verle pintar te calmara.

Puedes mirar el parque desde mil ángulos diferentes, ella lo hace cada día, y cada día me gusta más... gente nueva visita el parque, unos se van con la misma facilidad con la que vienen, otros se quedan y me alegro de ello, cada uno con su arte, cada uno con su vida, deseando compartirla... Algo diferente es que muestren o no que quieren ser queridos... Nah, ella es feliz, aunque ahora mismo prefiera la montaña.

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