túdedesayuno.

túdedesayuno.

miércoles, 14 de abril de 2010

La vida es como el café. Puede gustarte o no, pero al final siempre acabas acostumbrándote a su sabor. Y a su aroma, tan intenso que es capaz de anular todos los demás sentidos. Hay quienes lo beben a tragos largos. Los que tienen prisa por descubrir qué vendrá después, los que siempre quieren más tras la última gota, los que no quieren perder el cálido sabor del primer contacto con sus labios. Porque a nadie le gusta el café recalentado. Y hay quienes prefieren tomarlo a sorbitos pequeños. Los que no tienen prisa por acabar, los que no quieren precipitarse y ver que después del último sorbo ya no queda nada más que una taza vacía y manchada de lo que ya no está. Lo mejor de todo, es que por muy amargo que te parezca, siempre puedes añadirle una o dos cucharaditas de azúcar. Y aunque creas que esa no es la mejor solución, que la amargura viene dada en su propia naturaleza y que hay cosas que no se pueden cambiar, verás como cuando lo pruebes tu boca se impregnará de un sabor tan agradable que ya nunca querrás que se termine. Porque la vida es como el café, que engancha. Sólo hay que saber saborearla.

No hay comentarios: